La Plaza de San Pedro del Vaticano es sin lugar a dudas la más importante todo el mundo católico.
Una obra urbanística muy en consonancia con el gusto barroco por crear plazas y grandes perspectivas. Resulta también la culminación de la basílica, cuyo comienzo data de principios del siglo anterior (XVI), además responder a la necesidad de un lugar donde pudiera congregarse la multitud de fieles y recibir las bendiciones del vicario de Cristo, especialmente la Urbi et Orbi.
Bernini recibe el encargo de las obras del papa Alejandro VII en 1656. Toma como eje el centro de la basílica y traza dos brazos rectos que se van cerrando, convergiendo hacia el eje, hasta que se abren en un enorme espacio elíptico, delimitado por una columnata de dos brazos que no llega a cerrarse en el extremo opuesto a la fachada de la basílica. En realidad el proyecto inicial constaba de tres espacios: la Piazza Retta (la trapezoidal), la Piazza Oblicua (la oval) y el llamado terzo braccio, que no se llegó a realizar. En el siglo XX, durante el fascismo, se abrió la via della Conciliazione, que, a continuación de la plaza oval, prolonga la perspectiva hacia el Tiber.
El resultado es un inmenso espacio abierto compuesto de dos plazas contiguas, la primera trapezoidal y la segunda oval. El plano inclinado de las plazas, especialmente la primera, con amplias escalinatas y rellanos, no hace sino facilitar la visión de la gran cúpula de Miguel Ángel.
Los brazos rectos que componen la plaza trapezoidal tiene menor altura que la basílica, con lo que se logra acentuar la altura de ésta. Su longitud es la misma que la existente en la basílica desde el Baldaquinohasta la fachada exterior. Los brazos están cerrados, pero en ellos se abren una serie ventanas separadas por columnas pareadas de orden dórico-romano, en las que se apoya un entablamento coronado por estatuas.
La columnata que delimita la plaza oval consta de cuatro hileras de columnas. Un total de 296 columnas que sostienen el entablamento sobre el que corre una balaustrada y en el que descansan estatuas de santos, obra de los discípulos de Bernini.
En el centro de la plaza oval se colocó un obelisco egipcio procedente de la spina del circo de Nerón, que dificulta la visión frontal de la fachada basilical, en un juego muy propio del barroco como es el obligar al espectador a buscar distintos puntos de vista. El obelisco, a su vez, es el centro del eje transversal de la plaza oval. Labrado en granito, su altura original era de 25'5 metros, pero con la peana sobre la que descansa y el remate de una cruz, alcanza los 40. El eje, que presenta también dos fuentes, una a cada lado del obelisco, termina en sendos puntos triunfales situados en los respectivos centros de cada brazo de la elipse, alcanzando una longitud de 200 metros.
A la utilidad de la plaza oval como deambulatorio para procesiones o lugar de refugio para los peregrinos, hay que sumarle su valor simbólico: son los brazos de la iglesia universal que acoge a sus fieles y el omphalos mundi o centro de la cristiandad.
EL AUTOR DE LA PLAZA SAN PEDRO
Giovanni Lorenzo Bernini, autor de la plaza de San Pedro, nació en Nápoles en 1598 y murió en Roma en 1680.
Arquitecto, escultor, pintor y dibujante, representa destacadamente el Barroco clásico. Hijo del escultor PietroBernini, su familia se estableció en Roma en 1604.
Ya era famoso como escultor a los veinte años de edad pero fue en 1629 que fue nombrado arquitecto de San Pedro e ideó el diseño alrededor del obelisco que está en el medio.
La mayor parte de sus edificios más importantes pertenecen a su madurez, principalmente durante el pontificado del papa Alejandro VII (1655 - 1667). Tuvo por clientes a las grandes familias patricias romanas y hasta, aunque sin éxito, al rey de Francia, Luis XIV.
Contribuyó a transformar decisivamente la fisonomía de Roma. Renovó muchos conceptos estilísticos, sobre todo en el orden espacial, apoyado en un especial talento para conseguir efectos ópticos y lumínicos, recurriendo muchas veces al perspectivismo forzado o ilusorio.
Entre sus obras principales destaca la Plaza de San Pedro del Vaticano, enorme recinto oval (integrado en el palacio papal del Vaticano) cuyo axis corre transversalmente, paralelo a la fachada de San Pedro.
Está rodeado por cuatro hileras de columnas exentas -trescientas en total- talladas en travertino romano formando un óvalo de doscientos metros en el axis más largo, marcado por tres monumentos: lateralmente por dos fuentes y en el centro un obelisco egipcio que había servido como poste de giro en las carreras de carros en el antiguo Circo de Nerón. Las columnas son una versión modificada del dórico y tienen una altura de quince metros. La plaza da paso a la Basílica de San Pedro, sede de la iglesia católica y símbolo de su poder. El notable arquitecto diseñó sus suelos, los relieves sobre la puerta central, la estatua de Costantino y la adyacente Scala Regia. La apertura de la Piazza San Pedro delimita la frontera con Roma.
Se dice que la Basílica de San Pedro esta construida, sobre el lugar que la tradición oral de los primeros cristianos, afirmaba murió San Pedro. Los primeros cristianos, cuenta la tradición, erigieron allí una capilla y más tarde el emperador Constantino y su madre Santa Helena, mandaron construir una iglesia, y desde entonces en el mismo lugar se ha ido reedificando, hasta llegar al siglo XV y XVI en el que se construyó la actual Basílica. El tratado de Letrán de 1929 convirtió la ciudad del Vaticano en un Estado independiente, el más pequeño del mundo.
La Basílica de San Pedro acoge en su interior a la Santa Sede, siendo el templo religioso más importante del catolicismo y la iglesia donde el Papa celebra las liturgias más importantes.
La construcción de la basílica comenzó en 1506 yfinalizó en 1626, siendo consagrada el 18 de noviembre de ese mismo año. En su construcción participaron diversos arquitectos entre los que podríamos destacar a Bramante, Miguel Ángel o Carlo Maderno.
El nombre de la basílica se debe del primer Papa de la historia, San Pedro, cuyo cuerpo está enterrado en la basílica.
Interior de la basílica
La Basílica de San Pedro tiene una capacidad para 20.000 personas. Mide 190 metros de longitud y la nave central tiene 46 metros de altura. La cúpula alcanza una altura de 136 metros.
Entre las obras de arte que se pueden encontrar en su interior destacan el Baldaquino de Bernini, La Piedad de Miguel Ángel y la estatua de San Pedro en su trono. Esta última tiene el pie derecho desgastado por los besos de los fieles.
La cúpula
Una de las cosas que más llaman la atención de la basílica es su increíble cúpula. Fue iniciada por Miguel Ángel, Giacomo Della Porta continuó con el trabajo y Carlo Maderno la remató en 1614.
La cúpula de la Basílica de San Pedro ha servido de inspiración para otros proyectos posteriores, como la Catedral de San Pablo de Londres y el Capitolio de Washington.
Visitando la Basílica de San Pedro
Sin duda entrar a la basílica es una de las experiencias inolvidables de Roma. No os podéis perder la subida a la cúpula, desde donde podréis admirar la Plaza de San Pedro y, si el día está despejado, gran parte de Roma.
La subida no es apta para todos los públicos, ya que el último tramo se realiza por medio de una empinada y estrecha escalera de caracol que puede llegar a resultar agobiante.
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