De paseo por el Río Nilo. Egipto, África.

Este es uno de los mayores enigmas de la geografía mundial ya que no se sabe con exactitud dónde nace el Nilo. Algunos apuntan a que nace en el Lago Victoria, el mayor de los lagos africanos con una extensión de 68.000 km2 que tiene como principal afluente el río Kagera, por eso en donde las aguas del Nilo comienzan a separarse del lago Victoria (da ahí que a esta parte del Nilo se la denomine como Nilo Victoria) John Hanning Speke, ex oficial del ejército de las indias, colocó una placa indicando cuando llegó en 1848. Otros como Burkhart Waldecker en 1937 apuntan a que nace en las fuentes del rio Kagera o ya Tolomeo en el siglo II d. C. decía que el Nilo nacía de los glaciares del Ruwenzori; por tanto tu origen sigue siendo un dilema por descubrir en nuestros días. 

El lago Victoria está rodeado por pequeñas villas coloniales dedicadas a la pesca de la tilapia. Aquí los puertos se caracterizan por la ausencia de muelles en donde los silleteros son los encargados de transportar tanto la carga como a las personas hasta las barcas más allá de los bancos de arena. El pescado recogido se transportará a las ciudadelas atravesando la sabana. 

Esta es Uganda, el centro del África negra, desde donde se puede uno sentar a contemplar a orillas del lago como transcurre lenta y pacientemente el día viendo como el lago es aprovechado para lavarse, para transportar mercancías, para lavar el coche o incluso utilizando sus orillas para descansar en las horas de mayor calor pasado el mediodía. 

Otro de los muchos afluentes del Nilo tras atravesar por muchos arroyuelos desemboca en los lagos Eduardo y Jorge siendo recogidas por el río Semliki para llevarlas hasta el Alberto. Desde aquí se une al Nilo Victoria donde ya se atisba su poderío estrechándose el río en una garganta hasta las cataratas Murchison donde dan varios saltos hasta bajar una altura de 122 metros. 

Aquí la infinidad de aves, de cocodrilos, de elefantes, hipopótamos, antílopes, jabalíes y leones imponen el verdadero rostro del África bella, donde el ciclo de la naturaleza permanece casi inalterado con el pasar de los tiempos. A partir de aquí el Nilo se ensancha desmesuradamente cubriéndose de plantas de papiro en su camino por el Sudd en Sudán. 

EL NILO BLANCO 

El Nilo tras su andadura por Uganda se adentra ahora en Sudán pasando por su vastísima sabana donde confluyen musulmanes y cristianos de diferentes etnias (shilluk, nuer, nómadas, dinka, sufíes…) que parecen estar en un periodo de paz tas la guerra que ha causado miles y miles de muertos. 

En esta zona el Nilo entra en los aguazales donde se dispersa en una serie de canales y ramales que llegan a confundirlo con un gran pastizal fangoso donde abundan los jacintos de agua y las plantas de papiro, dando lugar a una gran diversidad de vida animal de entre los que destacan los hipopótamos, los cocodrilos y los antílopes. Aquí gran parte del caudal del río se evapora. 

El río entrando ya en un cauce delimitado a la altura de Malakal fluye así de manera impetuosa pudiendo sucederse grandes inundaciones y desastres naturales en la época de lluvias. Desde aquí va recogiendo otros pequeños ríos que van engordando el caudal del Nilo, como el río de las Gacelas, el de las Jirafas y el de las Montañas pasando por la árida sabana africana hasta llegar a Khartoum donde se fundirá con el Nilo Azul. 

En esta zona hasta Khartoum está claramente delimitada la zona donde fluye la vida a las márgenes del río frente a la extensa y árida sabana, recordándonos cómo más al norte ha sido posible la vida de pueblos enteros como el egipcio gracias al Nilo. 

EL NILO AZUL 

Lo llaman así por el color azul de sus aguas en contraste con el limoso de su hermano el Blanco. Nace de un río llamado Abbai que recorre más de 1500 kms. hasta desembocar en el lago Tana, caracterizado por sus orillas fangosas y por la multitud de islitas donde se esconden del paso del tiempo una gran cantidad de monasterios cristianos ortodoxos. 

Estamos en Etiopía y no se puede describir el ambiente sin hacer mención de la fe cristiana ortodoxa tan arraigada en el lugar desde siglos inmemoriales. Ésta fue traída por los monjes ortodoxos en su huída del islamismo opresor y aquí encontró su lugar donde fue calando poco a poco, siglo tras siglo en las gentes hasta convertirse en lo más sagrado. Sus monasterios están profusamente decorados con pinturas de vivos colores sobre escenas bíblicas, de Jesús, de la Virgen María y de la vida de los santos. 

La marcha del Nilo comienza aquí su andadura por Etiopía bajando hacia el norte por el lago Tana a través de una pequeña salida que luego se agrandará desmesuradamente. El cauce ancho del río seguirá su andadura una treintena de kilómetros hasta llegar a las cascadas de Tississat donde tras una caída de unos cuarenta y cinco metros proseguirá su camino en busca de su hermano el Nilo Blanco, pasando a través de una serie de cañones que parece que han sido forzados por el paso del río en los montes Goggiam, hasta entrar en Sudán, atravesando la llanura de Sennar, para finalmente, llegar a Khartoum donde lo encontrará y se fundirá con el. 

EL NILO DE LAS ARENAS

Estamos en Khartoum, capital de Sudán donde el Nilo se hace insolente e ilimitado debido a su gran caudal al juntarse sus dos vertientes. Aquí comienza su ardua andadura por el desierto desde donde se puede observar como se mezclan las arenas con la vegetación de las riberas dando un gran contraste al paisaje. 

Al abandonar Khartoum el gran río se encamina hacia el norte entrando así en la Nubia, una amplia región que llega hasta Asuán, en Egipto, y por donde el Nilo irá saltando de catarata en catarata hasta traspasar un total de cinco antes de llegar al lago Nasser y una más antes de llegar a Asuán. 

Nubia, antigua tierra de faraones que recuerda al esplendor de Egipto, aunque su nombre viene de la época romana probablemente y cuya etimología puede derivar de "nbw", oro, la principal riqueza de la región. Es una tierra llena de recuerdos que sobresalen de la arena en forma de yacimientos arqueológicos; antiguos palacios, tumbas e iglesias paleocristianas, pirámides y grandes ciudades ocultas ahora bajo la inmensa arena y que el hombre ha luchado por recuperar. 

Aquí en la Nubia se juntan el amarillo del desierto con el azul del Nilo y con el verde de los palmares de la ribera del río. Contrastes que hacen de esta tierra un lugar de calidez y de tranquilidad donde el gran caudal del Nilo te transporta. 

El río atraviesa la zona del El Bayuda, una gran región que queda delimitada entre la sexta y la cuarta catarata y donde predomina el desierto y algunos pequeños cultivos en los márgenes del río: maíz, tomates, trigo… En esta zona parece que no pasa el tiempo, hacia el interior los nómadas viajan con sus rebaños en busca de pozos de agua, escenas que nos recuerdan a los pasajes bíblicos. Destacar también en esta zona las pirámides de Meroe, el gran templo al dios Amón en Karima, la necrópolis de Napata, que recuerdan el esplendor de los faraones negros. Tras caer irremediablemente por cinco cataratas el Nilo llega en su amplitud al lago Nasser. 

EL NILO FARAÓNICO

El Nilo, tras su andadura por Uganda, Etiopía y Sudán llega al lago Nasser en Egipto quedando encerrado por dos presas en Asuán. La primera y más antigua presa se construyó en el año 1902 y la segunda y más grande se finalizó en 1971 llegando a tener una altura de 111 metros. Estas presas provocaron la inundación de un vasto territorio y con el muchos de los restos arqueológicos del Egipto nubio antiguo por lo que los dieciséis más importantes (el de Abu Simbel entre otros) fueron desmontados y trasladados más arriba quedando a salvo de las aguas. España colaboró con estos trabajos y como muestra de ello el estado egipcio le donó las ruinas del templo de Debod, que está situado en Madrid en la zona de Pintor Rosales cerca de la Plaza de España. 

Aquí el silencio vuelve a hacer acto de presencia mezclando la paz de las aguas azules con el contraste de las arenas doradas que llegan a la orilla. Las gentes del lugar aprovechan a bañarse, a refrescarse o incluso a dar de beber a sus camellos de este gran manantial de agua dulce que es el Nilo. 

Las falúas que navegan por las aguas del río viajan hacia las pequeñas islas donde destaca la isla de Elefantina (llamada "ibu" que significa elefante) que fue, como su nombre indica, un lugar de comercio de marfil además de frontera sur durante el periodo faraónico. Es una isla rica en arqueología donde viven dos aldeas nubias que se caracterizan por sus viviendas de ricos colores. 

Cerca de Asuán se encuentra el yacimiento arqueológico de File donde llevaron los restos del templo para ponerlo al amparo de las aguas. Fue un lugar de culto al dios Ra y también a las diosa Isis (divinidad madre y hermana de Osiris y madre de Horus). También hay una tradición que cuenta que bajo la isla de File estaba la fuente desde donde manaba el Nilo en una caverna donde vivía el dios Hapi (el dios Nilo). 

Para entender la proliferación y el esplendor de Egipto es necesario entender por qué esta zona era de las más fértiles del Nilo. Aquí en Asuán es donde comenzaba la inundación anual del Nilo entre finales de mayo y principios de junio, creciendo el nivel rápidamente hasta agosto y mediados de septiembre para, comenzar a descender en octubre y alcanzar en mayo su nivel más bajo. Las aguas de la crecida procedían en su mayoría del Nilo Azul gracias a las fuertes lluvias que tenían lugar en las montañas de Etiopía, que aportaban el fertilizante limo arrastrado por las aguas que se depositaría sobre los campos de Egipto garantizando así las cosechas. Por eso la inundación era fuente de preocupación por saber el nivel de las aguas y también de alegría. 

Saliendo de Asuán el Nilo continúa su viaje ya menguado por las presas hacia Edfu, donde el templo dedicado a Horus es una de las estructuras mejor conservadas. Construída por Tolomeo XIII (padre de Cleopatra) en el siglo primero a. C. De allí prosigue su viaje hacia Lúxor, tierra faraónica donde podemos contemplar su templo, que junto con el de Karnak situado a la orilla derecha del Nilo son de los monumentos más espectaculares de Egipto faraónico. 

Desde Asuán el Nilo flanquea el desierto que se extiende hacia el occidente hasta la frontera con Libia. En los arbores de la humanidad esto fue una imponente sabana llena de especies animales donde se cree que comenzó la civilización egipcia y que con el paso del tiempo se fue secando convirtiéndose en el Gran Mar de Arena como le denominan aquí. 

Siguiendo el curso del río llegamos a Kharga, lugar donde en el siglo VI a. C. se levantó un templo en honor de Hibis que aún se conserva. Un poco más al norte se extienden los oasis de Dakhla donde se cuentan más de quinientas fuentes de agua y que en su amplia zona de más de una decena de kilómetros está cubierta de los cultivos del arroz. Aquí la fauna y la flora vuelven a surgir de lo más variado en contraste con el mar de arena que marca el horizonte. 

Otros grandes oasis son el de Farafra, donde lo que abunda son las viviendas de vivos colores en sus muros y con dibujos referidos a la peregrinación a la Meca de sus habitantes; y el de Baharya, donde se han encontrado recientemente hipogeos con cerca de 10.000 sarcófagos, convirtiéndose en un hallazgo impresionante para la arqueología. No han tardado en denominarlo como el "valle de las Momias de Oro". 

Por esta zona el desierto se vuelve calizo, es decir, abunda la piedra caliza en todas sus formas y dimensiones dando un aspecto blanco al desierto lleno de formas que han ido horadando la piedra a lo largo de los siglos. En este desierto se encuentran algunos de los monasterios coptos más antiguos, algunos de los cuales, cuatro concretamente han perdurado desde los primeros siglos del cristianismo, situados entre El Cairo y Alejandría. De esta última es desde donde partió San Antonio en el siglo III d. C. para retirarse a este desierto para llevar una vida de oración y de recogimiento junto a Dios separada del mundo, fundando así el monacato. Tras el cisma de Acacio en el 484 se separaron de la fe católica debido a la concepción monofisita de Cristo (que sólo posee la naturaleza divina y no las dos) y se mantuvieron hasta nuestros días. La tradición copta cree que la Sagrada Familia llegó por esta zona en su huída de Herodes festejando la entrada de Jesús en Egipto el 24 de junio y con lugares donde se venera la estancia allí de la Sagrada Familia. 

El Nilo, que ya va llegando a su destino entra lento y agotado en la ciudad de El Cairo, pero sin perder cierta majestuosidad debido a su gran caudal y a anchura. 

EL NILO Y EL MAR 

EL Cairo es hoy una gran ciudad, poblada con casi 15 millones de habitantes, en donde conviven más o menos armoniosamente lo viejo y lo nuevo. Debido a su expansión los grandes monumentos funerarios del Egipto de los faraones, como son las pirámides, están siendo engullidos por lo urbano, al igual que la gran esfinge de Gizeh. Lo que antes era desierto y arena alrededor, ahora se está convirtiendo en un aglomerado de casas y asfalto. 

El Nilo, la fuente hidráulica de la ciudad fue sumergido para dejar paso a la jungla de asfalto y de civilización. Desde entonces el río se ha desplazado unos cuatrocientos metros. Así traspasa toda la ciudad, de modo casi silencioso siendo apagado su sonido por los coches, las gentes, los barcos y demás ruidos de la gran urbe hasta llegar al delta donde se ramificará en varios canales hasta morir en el Mediterráneo. 

En su última agonía hasta el Mediterráneo se divide en dos ramales, al este Damietta y, al oeste, Rosetta. Este último pasa cerca de la gran ciudad de Alejandría. Ciudad mítica fundada por Alejandro Magno en el 331 a. C. que fusionó la cultura egipcia con la griega y que resuena a una de las siete maravillas del mundo antiguo, como fue su faro de casi unos 250 metros de altura y construido hacia el año 280 a. C. Aquí se albergó la mayor biblioteca de la antigüedad que llegó a contener unos 700.000 volúmenes antes de sufrir un gran incendio en el que sus causas todavía no hay acuerdo entre los estudiosos. Esta ciudad también fue la ciudad de Cleopatra y el vaticano de los coptos y en el siglo XIX, fue denominada como el París del Mediterráneo. 

Hoy día es la segunda gran ciudad de Egipto en cuanto a población se refiere y en ella se mezclan lo religioso con lo moderno. Se mezclan los minaretes, con los mausoleos, las madrazas, el fuerte Qayt Bay… La mezcla entre lo árabe y lo occidental, lo musulmán con lo cristiano hacen de ella una ciudad atrayente y muy abierta al futuro. De aquí salió Naguib Mahfuz, premio Nobel de literatura. 

En este ramal llamado Rosetta recordar también que fue donde se encontró en 1799 el famoso bloque de mármol negro que lleva escrito un decreto de Tolomeo V escrito con dos grafías egipcias diferentes y un texto en griego, donde François Champollion pudo descifrar así los caracteres jeroglíficos para entender los frisos y escritos del antiguo Egipto. 

Este río que era representado por los egipcios como un hombre barbado con senos y plantas acuáticas en la cabeza (generalmente papiros), pintado en verde y azul, los colores de la regeneración y del agua, tras su gran andadura desde tierras lejanas, termina aquí en el Mare Nostrum mezclando sus aguas dulces con las saladas del Mediterráneo.







No hay comentarios:

Publicar un comentario